• SERIE LAS CONSECUENCIAS DE LAS IDEAS•
Alfonso Ropero: No nos corresponde a nosotros discutir aquilas probables influencias de la teosofía y de las religiones de misterios en las cartas del apóstol Pablo, pero en el contexto de las coincidencias filosóficas, podemos decir que el uso de un mismo lenguaje no debe hacernos olvidar las diferencias de fondo. El cristianismo es algo nuevo y original en la historia de las religiones! que por su significación universal, habla todos los idiomas y no está ·sometido a ninguno de ellos. Como bien escribe Pépin, si buscamos un ejemplo de exceso en la helenización del cristianismo, mezclada con motivos religiosos orientales, hay que salir de la ortodoxia y considerar las herejías gnósticas especialmente florecientes en el siglo 11. Cuando los cristianos aparecieron por vez primera en la escena mundial, hacia siglos que dos poderosas corrientes filosóficas griegas permeaban el campo en que iban a desenvolverse los misioneros evangélicos.
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Alfonso Ropero:
Es un hecho evidente que la filosofía helénica ejerció una influencia determinante en la teología cristiana, pero sin llegar al punto de negar la originalidad de lo cristiano y menos pervertir su carácter especifico de religión espiritual centrada en la salvación como perdón de pecado y unión con Dios mediante Cristo. La Influencia helénica no concierne tanto al sentido propio del Evangelio, a su "esencia", el kerigma salvífico, cuanto a su presentación o "zona periférica", que constituye como su revestimiento expresivo (Jean Pépin). Los cristianos se sirvieron de la filosofía griega, como medio elaborado racional y críticamente concorde a su propósito de investigación y esclarecimiento de los misterios cristianos, sin comprometer la independencia y autonomía de su fe. " Alfonso Ropero"
Es uno de los logros más importantes de la cultura humana y su evolución. Es eminentemente una actividad espiritual y supone un lujo económico. Mientras el hombre tuvo que ocuparse exclusivamente de las cosas materiales: la caza, la pesca, la agricultura, obligado a entenderse con lo que no era propiamente él mismo, no tuvo ocasión de alumbrar la reflexión filosófica. En el plano intelectual vivió de símbolos, de mitos y leyendas. La imaginación intuitiva desempeñaba el papel que luego iba a jugar la investigación científica. Sólo cuando la producción de bienes materiales fue capaz de crear reservas para el consumo, permitió al hombre despreocuparse de las cosas y entenderse consigo mismo, comenzó la aventura filosófica. Fue todo un acontecimiento revolucionario. Cuando la economía alcanza un nivel óptimo de satisfacción de las necesidades básicas, se liberan las potencialidades espirituales de la humanidad, y se pasa del nivel meramente biológico de supervivencia, al nivel humano de vivencia espiritual de uno mismo. No es lo mismo filosofía de la religión que filosofía religiosa en general, o cristiana en particular. La primera estudia el fenómeno religioso independientemente del credo y de la verdad o falsedad de su contenido. La filosofía de la religión se ocupa de la experiencia religiosa, su articulación doctrinal y práctica, pero no va a ella con la actitud del creyente, sino del científico .. "La filosofía de la religión es una reflexión critica sobre creencias religiosas" (C. Stephen Evans, Filosofía de la religión, p. 10).
La filosofía de la religión tiene que vérselas con problemas generales y previos a la fe como: ¿Qué tipo de creencia es la creencia en Dios? ¿Cuáles son los elementos de juicio para creer en Dios? La fe cristiana no es una filosofía, pero su manera de entender la existencia, de considerar la experiencia de la realidad humana imbricada en lo divino, contiene un conjunto de filosofemas, o temas filosóficos, a partir de los cuales se puede desarrollar un sistema coherente de filosofía cristiana. Cristo está lejos de los filósofos. Es el Hijo de Dios portador de la revelación eterna de Dios como Padre y del hombre destinado a la gloria mediante el camino de la cruz del Calvario, donde el pecado humano queda abolido por la justicia divina, como determinación de Dios a recibir en sí al que es de la fe, o sea, al que nacido de nuevo despierta a la maldad del pecado, toma conciencia del mismo y su gravedad, y queda embarga-
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