Para entender este primer paso principal hacia la sistemática, trataremos dos asuntos: Primero, los cambios culturales experimentados por la iglesia durante el período patrístico; Y segundo, los cambios teológicos que surgieron en la cultura. Consideremos primero los cambios culturales que surgieron en el período patrístico.
La Patrística abarca los 8 primeros siglos de la era cristiana, siendo San Isidoro de Sevilla (muerto en 636) el último Padre latino, y San Juan Damasceno (muerto 746) el último Padre griego. Cambios Culturales Uno de los cambios más grandes que enfrentó la iglesia primitiva después de tiempos de los apóstoles, fue un movimiento en el centro del cristianismo de su morada en Palestina hacia una nueva morada en el mundo gentil. Este cambio fue tan decisivo que los gentiles, en lugar de judíos, se convirtieron en los teólogos guías de la iglesia. Esta transición de liderazgo trajo cambios muy significativos en la forma en que los cristianos construyeron su teología. A medida que teólogos gentiles buscaron predicar el evangelio en su mundo gentil, comenzaron a explicar y defender su fe de manera que tuviera importancia para la cultura grecorromana en aquel entonces. Comenzaron a describir el cristianismo en términos de las filosofías helenísticas de sus días. Resulta interesante ver, que los cristianos no fueron los primeros en poner en contacto de una manera significativa, las Sagradas Escrituras con la cultura helenística. Siglos antes de Cristo, un sinnúmero de judíos se habían esparcido a lo largo del mundo gentil. Al vivir su fe en el Antiguo Testamento en ese mundo, misioneros judíos o proselitistas intentaron cruzar el espacio que había entre el judaísmo y el mundo gentil. Ahora, conforme estos judíos alcanzaron a los gentiles, tomaron dos caminos, que los cristianos después de ellos siguieron. Por un lado, muchos judíos helenizaron su fe tanto que cayeron en el sincretismo. Inadecuadamente mezclaron la fe verdadera del Antiguo Testamento con prácticas y creencias paganas. Uno de los mejores ejemplos conocidos de tal sincretismo aparece en los escritos de Filón de Alejandría quien vivió del año 30 AC. al año 50 AC. Filón trató de minimizar las diferencias entre la fe del Antiguo Testamento y la cultura intelectual de los gentiles tomando los libros de Moisés como alegóricos y argumentando que su fe judía era respetable porque tenía armonía con la filosofía griega clásica. Al mismo tiempo, sin embargo, muchos judíos durante estos siglos encontraron formas de predicar legítimamente en sus culturas helenísticas sin comprometer seriamente su fe bíblica. Un buen ejemplo de esta clase de ministerio fue la creación de la Septuaginta, el Antiguo Testamento griego. Las versiones griegas del Antiguo Testamento fueron traducidas en sinagogas por todo el mundo mediterráneo para que los judíos y los gentiles que no entendían hebreo tuvieran acceso a las Sagradas Escrituras. Durante el período patrístico los teólogos cristianos se movieron en estas dos direcciones también. Por un lado, muchos líderes de la iglesia cayeron en el sincretismo cristiano porque fueron demasiado lejos en sus intentos de helenizar la fe en el Nuevo Testamento. Mezclaron el verdadero cristianismo con las prácticas y creencias paganas. Algunas formas de sincretismo ya habían surgido en la iglesia del Nuevo Testamento, pero durante el período patrístico algunas sectas no-ortodoxas bien conocidas como el ebionismo, la de Basílides, y el gnosticismo se desarrollaron en el cristianismo. Por otra parte, aun cuando los teólogos cristianos ortodoxos se resistieron al sincretismo, encontraron formas legítimas de predicar en su mundo pagano interactuando con puntos de vista universales helenísticos a su alrededor. Conforme estos verdaderos creyentes llevaban la comisión de Cristo a todas las naciones, expresaban su teología con puntos de vista filosóficos contemporáneos y religiosos sin comprometer la verdad bíblica.
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