A. Definición de la historia de la hermenéutica. Debemos distinguir entre la historia de la hermenéutica como ciencia y la historia de los principios hermenéuticos. La primera nos lleva al año 1567 d.C. cuando Flacio Ilírico intentó por primera vez darle un tratamiento científico a la hermenéutica; mientras que la segunda empieza en el mismo inicio de la Era Cristiana. La historia de los principios hermenéuticos responde a tres preguntas: (1) ¿Cuál era el punto de vista predominante en cuanto a las Escrituras? (2) ¿Cuál era el concepto predominante en aquellos tiempos sobre el método de interpretación? (3) ¿Qué cualidades se consideraban esenciales para un intérprete de la Biblia? Las primeras dos preguntas son de carácter más perenne que la última y requieren mayor atención. B. Principios de interpretación entre los judíos. A fin de presentar algo completo, incluiremos un breve resumen de los principios que los judíos aplicaban a la interpretación de la Biblia. Debemos distinguir las siguientes clases: 1. LOS JUDÍOS DE PALESTINA. Estos tenían un profundo respeto a la Biblia como la Palabra infalible de Dios. Aun hasta sus letras las consideraban como sagradas y sus copistas tenían la costumbre de contarlas, no sea que olvidaran alguna en la trascripción. Al mismo tiempo, tenían a la ley en mayor estima que los Profetas y la Hagiógrafa. De ahí que la interpretación de la Ley fuera su gran objetivo. Distinguían cuidadosamente entre el sentido meramente literal de la Biblia (técnicamente llamado peshat) y su exposición exegética (llamada midrash). «El motivo y rasgo dominante del midrash era investigar y dilucidar, por todos los medios exegéticos, todo posible significado oculto y aplicación práctica de la Escritura». 1 En sentido general, la literatura midráshica puede ser dividida en dos clases: (a) Interpretaciones de carácter legal, referentes a asuntos en que la Ley obligaba en un sentido estrictamente legalista (Halakhah); (b) Interpretaciones de una tendencia más libre y edificante que se extendían a las partes no legales de la Escritura (Haggadah). Esta última era homilética e ilustrativa más bien que exegética. Uno de los grandes defectos de la interpretación de los Escribas es que exaltaba la ley oral (la cual era, en última instancia, idéntica a las interpretaciones de los rabinos) como sostén indispensable de la ley escrita, la cual finalmente terminó por hacer a un lado la ley escrita. Esto dio lugar a toda clase de interpretaciones arbitrarias. Véase el veredicto de Cristo sobre el particular en Marcos 7:13. Hillel, uno de los más grandes intérpretes entre los judíos, nos dejó siete reglas de interpretación por las cuales, por lo menos en apariencia, la tradición oral podía deducirse del texto de la Escritura. Según su forma más breve, estas reglas son las siguientes: (a) ligero y pesado (esto es a minore ad majus, y viceversa); (b) equivalencia; c) deducción de lo especial a lo general; (d) inferencia deducida de varios pasajes; (e) inferencias deducidas de lo general a lo especial; (f) analogía de un pasaje con otro; y (g) inferencia sacada del contexto. 2. LOS JUDÍOS DE ALEJANDRÍA. La filosofía de Alejandría determinaba en cierto grado su interpretación. Adoptaron el principio fundamental de Platón de que no debe creerse nada que sea indigno de Dios. Por tanto, cada vez que encontraban en el Antiguo Testamento cosas que no concordaban con su filosofía, o que ofendían el sentido del decoro, recurrían a interpretaciones (esterley and Box, The Religion and Worship of the Synagogue, pp. 75s.) alegóricas. Filón fue el más grande maestro de este método de interpretación entre los judíos. No desechó del todo el sentido literal de la Escritura, sino que lo miraba como una concesión para los débiles. Para él sólo era símbolo de cosas más profundas: El sentido oculto de la Escritura era lo más importante. También él nos dejó algunos principios de interpretación. «Por el lado negativo, afirma que debe rechazarse el sentido literal cuando la Escritura afirme cualquier cosa indigna de Dios, cualquier afirmación que implique una contradicción, y cuando la Escritura misma alegorice. Por el lado positivo, señala que debemos alegorizar el texto bíblico cuando hay expresiones dobles, cuando ocurren palabras superfluas, cuando hay una repetición de hechos ya conocidos; cuando se emplea una expresión diferente, o un sinónimo; cuando se hace posible un juego de palabras en cualquiera de sus variedades, cuando las palabras admiten una ligera alteración; cuando la expresión es inusual; cuando hay algo anormal en número o tiempo verbal». 2 Estas reglas, naturalmente, daban lugar a toda clase de malas interpretaciones. 3. LOS CARAÍTAS. Esta secta, designada por Farrar como «los protestantes del judaísmo», fue fundada por Anan ben David, cerca del año 800 d.C. Respecto a su característica fundamental, pueden ser considerados como los descendientes espirituales de los saduceos. Representaban una protesta contra el rabinismo que estaba en parte influenciado por el mahometismo. La forma hebrea de la palabra «caraíta» es Beni Mikra, o sea, «hijos de la lectura». Eran así llamados porque su principio fundamental era considerar la Escritura como única autoridad en asuntos de la fe. Esto significa, por un lado, que desdeñaban la tradición oral y las interpretaciones rabínicas, y, por el otro, que procedían a un nuevo y cuidadoso estudio del texto de la Escritura. A fin de refutarles, los rabinos emprendieron un estudio similar y el resultado de este conflicto literario fue el texto Masorético. Su exégesis fue, en general, mucho más sólida que la de los judíos de Palestina o de Alejandría. 4. LOS CABALISTAS. Este movimiento del siglo XII fue bastante diferente. Representa la reductio ad absurdum del método de interpretación empleado por los judíos de Palestina, aunque también empleaban el método alegórico de los judíos alejandrinos. Procedían bajo el supuesto de que toda la Masorah, hasta los versículos, palabras, letras, vocales, puntos y acentos, fueron dados a Moisés en el Monte Sinaí, y que el número de letras, cada una de las letras, su transposición o substitución, tenía un poder especial y sobrenatural. En su afán de descifrar los misterios divinos, recurrieron a los siguientes métodos: (a) La gematría, según la cual podían sustituir una palabra bíblica por otra que tuviera el mismo valor numérico; (b) El notarikon, que consistía en formar palabras por la combinación de letras que empezaban y terminaban algunas palabras, o considerando cada letra de una palabra como letra inicial de otras palabras; (c) La Temoorah, cuyo método consistía en sacar nuevos significados del texto, intercambiando letras. 3 5. LOS JUDÍOS DE ESPAÑA. Desde el siglo XII al XV se desarrolló un método más sano de interpretación entre los judíos de España. Cuando la exégesis de la Iglesia cristiana estaba en su más bajo nivel y el conocimiento del hebreo se había casi perdido, unos pocos judíos cultos de la península ibérica restablecieron la luz en el candelero. Algunas de sus interpretaciones son citadas hasta hoy día. Los principales exégetas entre ellos fueron Abraham Ben-Ezra, Salomón Izaak Jarchi, David Kimchi, 2 Farrar, History of Interpretation, p. 22. 3 Véase ejemplos en Farrar, pp. 98ss., y Gilbert, pp. 18ss. Isaak Aberbanel, y Elías Levita. Nicolás de Lira y Reuchlin recibieron gran ayuda de parte de estos eruditos judíos. Preguntas de repaso 1. ¿Qué concepto tenía el judaísmo rabínico de la inspiración de la Biblia? 2. ¿Por qué los judíos atribuían un significado único a la Ley? 3. ¿Qué enseñaban acerca del origen de la ley oral? 4. ¿Cómo se originó realmente la ley oral y en qué consistía? 5. ¿Qué es la Mishnah, la Gemara, el Talmud? 6. En qué se parece el uso judío de la tradición con el de los católico-romanos? 7. ¿Cuál es la diferencia entre una alegoría y una interpretación alegórica? 8. ¿Qué es la Masorah? 9. ¿Cómo se puede explicar el surgimiento del movimiento cabalístico? 10. ¿Tuvieron los intérpretes judíos del siglo XV alguna influencia en la Reforma?
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
Archivos
Junio 2021
Categorías
Todo
|