Análisis general A. las siete secciones paralelas 1. Cristo en medio de los candeleros (1:1-3:22) El tema central de estos capítulos es Cristo en medio de los siete candeleros de oro. Estos candeleros representan a las siete iglesias (1:20). Juan fue comisionado a escribirle una carta a cada iglesia (véase los capítulos 2, 3). Debido a que el número siete aparece muchas veces en el Apocalipsis y es siempre símbolo de entereza o perfección, podemos dar por sentado que tal es el caso aquí y que el número representa a la iglesia entera a través de toda su existencia hasta el fin del mundo. Así interpretada, cada iglesia es, por decirlo así, un tipo, el cual no está representando un período definido en la historia, sino las condiciones que se repiten continuamente en la vida real de las distintas congregaciones.! Por tanto, parece que esta sección atraviesa la dispensación entera desde la primera venida de Cristo para salvar a su pueblo (1:5), hasta su segunda venida para juzgar a todas las naciones (1:7). La última de estas siete epístolas está escrita a la iglesia de Laodicea. Es evidente que el capítulo cuarto introduce un nuevo tema aunque estrechamente relacionado. 2. La visión del cielo y los sellos (4:1-7:17) Los capítulos 4-7 constituyen la siguiente división natural del libro. El capítulo cuatro describe al que está sentado en el trono y la adoración de los que le rodean. En la mano derecha del Señor hay un libro sellado con siete sellos (5:l). El Cordero toma este libro y recibe adoración. Leemos en el capítulo 6 que el Cordero abre los sellos uno por uno. Entre los sellos sexto y séptimo, tenemos la visión de los ciento cuarenta y cuatro mil sellados y la innumerable compañía que está delante del trono. Notemos con atención el hecho de que esta sección también describe la dispensación entera, desde la primera hasta la segunda venida de Cristo. La primera referencia respecto a Cristo le describe como inmolado y reinando desde el cielo (5:5, 6). Hacia el final de esta sección encontramos el juicio final. Notemos la impresión que la segunda venida de Cristo produce sobre los incrédulos. «y decían a los montes y a las peñas: ¡Caed sobre nosotros, y escondednos de la cara de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero! Porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?» (6:16, 17). Ahora, notemos la felicidad eterna de los creyentes: «Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos» (7:16, 17). Ésta es una imagen de la iglesia triunfante reunida de entre todas las naciones, y así en su totalidad delante del trono y en la presencia del Cordero. Tal ideal no será realizado hasta el día de la gran consumación. De nuevo, hemos atravesado todo el período evangélico desde la primera hasta la segunda venida de Cristo. 3. Las siete trompetas (8:1-11:19) La siguiente sección consta de los capítulos 8-11. Su tema central es las siete trompetas que afectan al mundo. Los capítulos 10 y 11 describen lo que le sucede a la iglesia: el ángel que tenía en su mano el librito, los dos testigos. También al fin de esta sección hay una referencia clarísima al juicio final. «Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos... Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos» (11:1S, 18). Al haber llegado al fin de la dispensación, la visión se termina. 4. El dragón perseguidor (12:1-14:20) Ahora, llegamos a los capítulos 12-14: La mujer y el hijo varón perseguidos por el dragón y sus ayudantes. Notemos que esta sección cubre también la dispensación entera. Empieza con una referencia muy clara al nacimiento del Salvador (12:5). El dragón está listo a devorar al hijo varón. El hijo es llevado hacia Dios y a su trono. Ahora, el dragón persigue a la mujer (12:13). Emplea como sus agentes a la bestia que sube del mar (13:1), a la bestia que sube de la tierra (13:11, 12) y también a la gran ramera, Babilonia (14:8). Esta sección también termina con una descripción conmovedora de la segunda venida de Cristo para hacer juicio. «y miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en su cabeza una corona de oro, y en su mano una hoz aguda... y el que estaba sentado sobre la nube echó su hoz sobre la tierra, y la tierra fue segada». 5. Las siete copas (15:1-16:21) La siguiente sección describe a las copas de la ira de Dios. Aquí también hay una referencia muy clara al juicio final y los eventos concomitantes. Leemos en 16:20: «Y toda isla huyó, y los montes no fueron hallados». 6. La caída de Babilonia (17:1-19:21) Después, hallamos una descripción muy vívida de la caída de Babilonia y el castigo infligido sobre la bestia y el falso profeta. Notemos la descripción de la venida de Cristo para el juicio (19:11-21), «Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea... » 7. La gran consumación (20:1-22:21) Y ahora, llegamos a la sección final, capítulos 20-22. Apocalipsis 20:1 es definidamente el principio de una sección nueva, en la cual se introduce un tema nuevo. Este tema nuevo es la ruina del diablo. Además, haciendo una comparación con el capítulo 12, vemos que al principio del capítulo 20 nos encontramos de nuevo a la entrada de la nueva dispensación. En tanto que en 12:9 leemos acerca de la expulsión del diablo en conexión con la ascensión y coronación de Cristo, aquí en 20:2, 3 leemos que después de haber sido arrojado al abismo, ahora es atado por mil años. Los mil años son seguidos por un breve periodo en que Satanás es desatado de su prisión (20:7). Les sigue una descripción de la caída final de Satanás en conexión con la venida de Cristo para el juicio (20:10, 11-15). A su llegada el universo actual dejará lugar para el cielo nuevo y la tierra nueva, la nueva Jerusalén (20:11SS). Una lectura cuidadosa del libro del Apocalipsis nos ha aclarado que el libro consta de siete secciones y que estas siete secciones son paralelas. Cada sección describe la dispensación entera desde la primera hasta la segunda venida de Cristo. Este período se ve desde diversas perspectivas. Más argumentos a favor del paralelismo Además, hay otro método de razonamiento que corrobora nuestra posición de que cada una de las siete secciones se extiende desde el principio hasta el fin de la dispensación nueva y que las siete son paralelas. Distintas secciones atribuyen al período descrito la misma duración. Según el tercer ciclo (capítulos 8-11), la duración del período principal descrito aquí es de cuarenta y dos meses (11:2), o de mil doscientos sesenta días (11:3). Es extraordinario que hallemos el mismo período de tiempo en la sección siguiente (capítulos 12-14), a saber, mil doscientos sesenta días (12:6) correspondientes a un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo (tres años y medio) (12:14). Las tres designaciones -cuarenta y dos meses, mil doscientos sesenta días, y un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo- son exactamente equivalentes. Por tanto, la sección relativa a las trompetas (capítulos 8-11) tiene que ser paralela a la sección que nos da una descripción de la batalla entre Cristo y el dragón (capítulos 12-14). Un estudio minucioso del capítulo 20 del Apocalipsis revelará que este capítulo describe un período que es sincrónico con aquel del capítulo 12. En consecuencia, por este método de razonamiento también se vindica el paralelismo. Cada sección nos da una descripción de toda la era evangélica, desde la primera hasta la segunda venida de Cristo, y se arraiga en la historia de Israel bajo la antigua dispensación, a la cual hace referencias frecuentes. Hemos indicado que la sección relativa a las trompetas (capítulos 8-11) es paralela a la sección que se relaciona con la mujer y el dragón (capítulos 12-14) y a la sección final (20-22), la cual a la vez representa un período aun más largo (en los capítulos 21, 22). Ahora, vamos a comprobar que esta misma sección (capítulos 8-11) tiene la apariencia absoluta de ser paralela a la sección relacionada con las copas de la ira de Dios (capítulos 15,16). Notemos, por consiguiente, que la primera trompeta (8:7) así como la primera copa (16:2), afecta a la tierra. La segunda trompeta y también la segunda copa afectan al mar. Tanto la tercera trompeta como la tercera copa afectan a los ríos. La cuarta, en ambos casos, afectan al sol. La quinta se refiere al abismo o al trono de la bestia; la sexta, al río Éufrates; y la séptima, a la segunda venida para el juicio. Notemos de nuevo que en la sección cuarta, capítulos 12-14, el dragón, las dos bestias, y la ramera (Babilonia) son presentados como los enemigos de Cristo y de su iglesia. Los cuatro se levantan simultáneamente, y es sólo natural inferir que caen simultáneamente. Esto se aclara cuando entendemos que el significado de las bestias y de la ramera, Babilonia, es el siguiente: La bestia que sube del mar representa la persecución anticristiana de Satanás, personificada en los gobiernos del mundo y dirigida contra los cuerpos de creyentes. En los días de Juan el gobierno romano era el perseguidor de la iglesia. La bestia que sube de la tierra es la religión anticristiana de Satanás, cuyo designio es el de engañar la mente y esclavizar la voluntad de los creyentes. Cuando estas visiones aparecieron a Juan, aquella bestia que subió de la tierra estaba personificada en la religión pagana de Roma y en el culto al emperador romano. La gran ramera, Babilonia, es la seducción anticristiana de Satanás, por medio de la cual él hace todo lo posible por ganar el corazón y pervertir la moral de los creyentes. En aquel entonces la ramera se manifestaba como la ciudad de Roma. Por tanto, cuando cae Satanás, las bestias y la ramera también caen. Se levantan simultáneamente y caen simultáneamente. Ahora, en la sexta sección (capítulos 17-19) se halla una descripción de la caída de la gran ramera, Babilonia (capítulos 17-18), y de las bestias (19:20), mientras que el séptimo ciclo describe la caída de Satanás (20:10) y su derrota final en el día de juicio. Dos secciones distintas describen el mismo juicio final sobre estos cuatro enemigos: el dragón, la bestia que sube del mar, la bestia que sube de la tierra, y la gran ramera. Por tanto, las secciones tienen que ser paralelas. Cada una describe un período que se extiende hasta el mismo conflicto final y hasta el mismo juicio final cuando todos los enemigos de Cristo y de su iglesia reciban el castigo eterno y final. Además, en conexión con esto, hay otro argumento convincente a favor del paralelismo de estas secciones que terminan, cada una, con la venida del Señor para el juicio. La evidencia a que nos referimos no es muy clara en nuestras versiones castellanas. La sección acerca de las copas de la ira de Dios (capítulos 15, 16) termina con la referencia a una batalla. (Véase 16:14, donde este conflicto es llamado la batalla del gran día de Dios Todopoderoso). La sección que sigue (capítulos 17-19) también termina con la escena de una batalla (véase 19:19). Según el original ésta es la misma batalla que se menciona en 16:14, porque leemos, «reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo...» Yen la última sección, capítulos 20-22, leemos de nuevo, «a fin de reunirlos para la batalla» (véase 20:8). Por tanto, las tres secciones describen acontecimientos que conducen a la misma gran batalla del SEÑOR. Todas ellas son paralelas. Las siete secciones son paralelas. Nuestro argumento final a favor de este paralelismo es que hallamos lo mismo en las profecías del libro de Daniel, el cual ha sido llamado el Apocalipsis del Antiguo Testamento. Así, las distintas partes del sueño de Nabucodonosor (capítulo 2) corresponden exactamente con las cuatro bestias del sueño de Daniel (capítulo 7). Se describe dos veces el mismo período de tiempo, y lo vemos desde perspectivas diversas. La división del Apocalipsis en siete secciones tiene el apoyo de muchos autores, aunque no hay unanimidad respecto a los límites exactos de cada sección. Estamos de acuerdo con la división que L. Berkhof, S. L. Morris, B. B. Warfield, y otros han dado, aunque con pequeñas variaciones. Es con mucho la división más natural. Se origina del libro mismo, terminando cada sección, como hemos mostrado, con al menos una referencia a la venida de Cristo para el juicio. Esto es cierto aún con la sección final (capítulos 20-22, véase 22:20), aunque ésta alcanza hasta un período de tiempo que se extiende más allá del juicio final y nos da una descripción del nuevo cielo y de la nueva tierra (compare 7:9-17). Además, interpretada así, cada sección tiene un tema que se puede distinguir fácilmente de todos los demás. Por tanto, y en resumen, nuestra división es la siguiente: 1. Cristo en medio de los siete candeleros de oro (1-3). 2. El libro con los siete sellos (4-7). 3. Las siete trompetas del juicio (8-11). 4. La mujer y el hijo varón perseguidos por el dragón y sus ayudantes (las bestias y la ramera) (12-14). 5. Las siete copas de la ira de Dios (15, 16). 6. La caída de la gran ramera y de las bestias (17-19). 7. El juicio sobre el dragón (Satanás), y después el cielo nuevo y la tierra nueva, la nueva Jerusalén (20-22). Ahora, estamos listos para formular la primera proposición: PROPOSICIÓN 1. El Libro del Apocalipsis consta de siete secciones, que son paralelas y abarcan toda la nueva dispensación, desde la primera hasta la segunda venida de Cristo.
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