Siempre que en la historia la iglesia es fiel a su llamado y da testimonio de la verdad, es seguro que la tribulación ocurrirá. Además de esto, la iglesia está en el mundo y, por tanto, sufre juntamente con el mundo. Los hijos de Dios no se escapan de los horrores de la guerra, del hambre y de la pestilencia. La iglesia necesita estas tribulaciones. Necesita de ambos, del antagonismo directo del mundo y de la participación en las angustias comunes que pertenecen a esta vida terrenal producto del pecado. La iglesia también es pecaminosa. Necesita una constante purificación y santificación. Por tanto, estas tribulaciones son empleadas por nuestro Señor como sus instrumentos para nuestro propio avance espiritual.
Vemos solamente el estrado de Dios. ¡No olvidemos su trono! Decimos que a los que a Dios aman todas las cosas les ayudan a bien, pero ¿Io creemos realmente? Con frecuencia hablamos y actuamos como si el control de los eventos y el destino del mundo estuvieran en manos de humanos en lugar de las manos de Dios. Pero los capítulos 4 y 5 nos enseñan que nuestro destino no está en las manos de los hombres sino de Dios y nos da una visión del trono que gobierna el universo. En medio de las pruebas y la tribulación, fijemos la mirada en aquel que es el Rey de reyes y Señor de señores.
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Noviembre 2023
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