Habiendo presentado nuestro análisis del libro de Apocalipsis, ahora contestaremos a los autores que afirman que el libro es una mezcolanza de fantasías; que el Apocalipsis no es ni siquiera un libro, sino la compilación de varios fragmentos de otros libros. ¡Por el contrario! Lejos de ser una mezcolanza, este libro revela un arreglo muy organizado y sistemático. Las dos divisiones principales se complementan mutuamente. Pertenecen a la misma unidad. Las siete secciones revelan una unidad muy gloriosa. La transición de visión a visión se hace con facilidad, y ver esto es entender el libro. No verlo así es privarse de su significado profundo. Con la Biblia abierta y a la mano, repasemos de nuevo el libro. En lugar de determinar la división del texto, ahora preguntemos ¿Cuál es el significado del libro entero? ¿Cómo están relacionadas entre sí sus distintas partes? A. Cristo en medio de su iglesia Teniendo presente la segunda interrogante, regresemos a la primera sección (capítulos 1-3). Primero, se nos presenta la visión de Cristo en medio de los siete candeleros de oro (1:12SS.). Vemos al Hijo del Hombre, sus ojos como llama de fuego y de su boca sale una espada aguda de dos filos. Viene para juzgar a los que persiguen furiosamente a la iglesia y a los que tratan de descarriar a los verdaderos creyentes. 2. Tengamos cuidado de no equivocarnos erigiendo una barrera entre estos dos capítulos, ¡porque pertenecen a la misma unidad! En esta sección se revela a la iglesia, la morada de Cristo (capítulos 1-3). El tema es la presencia constante y permanente de Cristo en su iglesia. El exaltado Hijo del Hombre, quien fuera muerto y que, sin embargo, vive por los siglos de los siglos, consuela a su iglesia por medio de su presencia (1:13). Está revelando cosas ocultas (3:1), reprobando el error (2:4), amenazando con castigo a los que se oponen a la verdad ya la justicia y que tratan de descarriar a otros (2:16), aprobando lo que es ensalzable (2:2, 3), prometiendo galardones (2:7), e implorando encarecidamente a sus discípulos errados para que se arrepientan (3:18,19). Al leer esta sección (capítulos 1-3) pareciéramos escuchar la voz de Cristo: «He aquí yo estoy contigo todos los días, hasta el fin del mundo». Note la conexión tan estrecha entre el capítulo 1 y los dos capítulos siguientes. En el capítulo 1 vemos la visión del Cristo. Los dos capítulos siguientes revelan al mismo Cristo y aun le describen en términos casi idénticos a los que se encuentran en el capítulo 1. Con el fin de aclarar este punto coloquemos estas dos descripciones en columnas paralelas: DESCRIPCIÓN DE CRISTO EN DESCRIPCIÓN DE CRISTO EN EL CAPÍTULO 1: LOS CAPÍTULOS 2 Y 3: «Tenía en su diestra siete estrellas... y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre». 1:16, 13. «Yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos». 1:17, 18. «De su boca salía una espada aguda de dos filos». 1:16. «...sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al latón fino». 1:14, 15. «El que tiene las siete estrellas en su diestra, el cual anda en medio de los siete candeleros de oro». 2:1. «...el primero y postrero, el que estuvo muerto y vivió». 2:8. «El que tiene la espada aguda de dos filos». 2:12. «...ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido». 2:18. 24 La unidad del libro «...y de los siete espíritus que están delante de su trono; ...Tenía en su diestra siete estrellas». 1:4, 16. «El testigo fiel... Y tengo las llaves de la muerte y del Hades». 1:5,18. «y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra». 1:5. «El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas». 3:1. «...el Verdadero, el que tiene la llave de David». 3:7. «El Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios». 3:14. B. El conflicto entre la iglesia y el mundo Así, la primera sección (capítulos 1-3) nos revela a la iglesia, en quien Cristo mora, representada por el símbolo de los siete candeleros de oro, y el Hijo del Hombre andando en medio de ellos. La iglesia revela la luz del cielo a un mundo que se encuentra en las tinieblas. La iglesia y el mundo un conflicto inevitable. Las tinieblas aborrecen la luz. Por lo tanto, habrá persecución para la iglesia. De consiguiente, en la visión de los sellos (capítulos 4-7), vemos a la iglesia oprimida por el mundo. La luz brilla en medio de las tinieblas (capítulos 1-3), y las tinieblas aborrecen a la luz (capítulos 4-7). Así sucede siempre, exactamente en este orden. Pero, aun antes de la descripción de estas aflicciones, recibimos la seguridad fortificante de que están incluidas en el decreto de Dios. Forman parte de su plan. La iglesia necesita aflicción para que sea purificada. La iglesia revela la luz del cielo a un mundo que está en tinieblas, aunque un estudio cuidadoso de los capítulos 2 y 3 del Apocalipsis nos enseña que hay variación en el grado de la pureza y la brillantez de esta luz. En la iglesia de Esmirna la gloria del Cristo vivo resplandece en toda su pureza, pero en Sardis hay solamente unas pocas personas que no han ensuciado sus vestiduras: la luz está vacilante. La iglesia de Filadelfia irradia el esplendor de su maravilloso y admirable Salvador, y recibe una puerta abierta, pero Laodicea es tibia. Repetimos: la iglesia necesita aflicción para que sea purificada y limpiada, y para que los creyentes verdaderos estén más cerca de Dios. Por medio de la aflicción y cargando la cruz de Cristo, los hijos de Dios progresan en la santificación. El Cristo en el trono vence con el bien el mal. Es por esta razón que la sección principia con la gloriosa visión del trono 25 Más que vencedores puesto en el cielo (capítulo 4). Y del libro en la mano derecha de Aquel que está sentado sobre el trono (capítulo 5). Es Cristo quien toma este libro y abre sus sellos (5:7-14). El Hijo del Hombre, exaltado en gloria, gobierna al mundo en favor de su iglesia. ¡Somos más que vencedores! ¡Ahora, que vengan las aflicciones! En el capítulo 6 tenemos una descripción de estas aflicciones: la persecución y la tribulación en todas sus variedades. Cristo siempre trae consigo la espada. Note la conexión notable entre los capítulos 5 y6: 5:5: «La raíz de David ha vencido». 6:2: «y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer». El jinete que cabalga sobre el caballo blanco es Cristo. 2. Las aflicciones se dejan ver durante toda esta época, desde la primera hasta la segunda venida de Cristo. Dondequiera que y siempre que Cristo se manifieste en la plenitud de su poder salvador en la escena de la historia, la espada también aparece sin falta, y, como consecuencia, los discípulos de Cristo participan de sus padecimientos. La paz de la tierra se desvanece y la tierra se empapa con la sangre de los seguidores del Cordero. Detallemos: 3 Observe la conexión tan estrecha entre Apocalipsis 6:2, 4 y Mateo 10:34, 38: Apocalipsis 6:2, 4: «... un caballo blanco; y el que lo montaba y salió venciendo, y para vencer Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada». Mateo 10:34, 38: «No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada... y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí». Este pasaje de Mateo 10:34-38 está de continuo en la mente del vidente (Juan), y lo menciona de una manera definida no sólo aquí en Apocalipsis 6:2, 4, sino también en 3:5, un paralelo notable a Mateo 10:32. Sin embargo, la sección respecto a los sellos no solo describe persecuciones. Es mucho más amplia. Todas las angustias y aflicciones de la iglesia, y asimismo las que la iglesia padece junto con el mundo. La unidad del libro son incluidas en la visión. No obstante, la cuestión principal es: ¿De qué manera afectan a la iglesia estas aflicciones? (compare Ez. 14:21-23; 16:20-63; Mt. 24:13). En completa armonía con esta interpretación y con la unidad del libro entero, el quinto sello revela las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y el testimonio que tenían (6:9). Muchos comentaristas imaginan que empieza aquí «una visión completamente nueva», que tiene poca o ninguna conexión con las visiones anteriores. Según nuestra interpretación -que está fundada sobre la base sólida de una comparación de paralelos pertinentes- no hay dificultad alguna. Los sellos anteriores simbolizaban la aflicción y persecución que afectan a la iglesia. Además de otras aflicciones, los creyentes eran perseguidos y asesinados. Por lo tanto, es muy natural que se vieran ahora debajo del altar las almas de los que fueron asesinados. Habiéndose abierto el sexto sello, hemos llegado al fin, al día del juicio final. Estos sellos de aflicción y de persecución se muestran durante toda esta dispensación y, en un sentido, durante toda la historia del mundo. Sin embargo, los santos no tienen que temer. Los juicios que están por caer sobre el mundo no harán daño alguno a los creyentes verdaderos aquí en la tierra (7:1-8). Además, en el futuro la iglesia saldrá de «la gran tribulación», la suma total de todas las tribulaciones. En el cielo la iglesia triunfante -aquella multitud innumerable de entre todas las gentes, linajes, pueblos y lenguas, con palmas en sus manos- celebrará su victoria en el gran día de la consumación de todas las cosas (7:9-17). ¡Somos más que vencedores!
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