El juicio contra los perseguidores Pero, ¿qué de los perseguidores? ¿Escapan sanos y salvos? ¿No será vindicada la iglesia? Nuestro Dios ve las lágrimas de sus hijos perseguidos. Sus oraciones, olor fragrante por la intercesión de Cristo, ascienden al cielo. El Señor contesta. El incensario es llenado con el fuego del altar y este fuego es arrojado a la tierra (8:5). «y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto». En otras palabras, en respuesta a las oraciones de sus hijos perseguidos, Dios está enviando constantemente sobre el mundo sus juicios. Por esta razón el séptimo sello introduce de inmediato a las trompetas del juicio. Los sellos de aflicción y persecución hacen necesarias las trompetas de juicio. Es necesario que la injusticia sea vengada. Así, esta sección acerca de las trompetas de juicio nos enseña que por medio de las plagas sobre la tierra (8:7), el mar (8:8), los ríos (8:10), el sol, la luna, y las estrellas, (8:12), las influencias inicuas de los demonios (9:3, 11), el campo de batalla (9:16), y la expectativa terrible del juicio final (11:15), nuestro Redentor resucitado y exaltado está constantemente vindicando a su iglesia y enviando juicios sobre los perseguidores. Pero, el propósito de Dios al enviar estos juicios, aunque severos, es el de amonestar; no son los juicios finales. Destruyen solamente a la tercera parte. Por medio de ellos, Dios llama al arrepentimiento. La función de las trompetas es la de advertir. Pero, ¿en realidad conducen al arrepentimiento? Generalmente no, y nunca conducen al arrepentimiento aparte de la obra salvadora del Espíritu Santo. «y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos» (Apocalipsis 9:21). Así sucedió también en la época de Juan, ha continuado sucediendo desde entonces, y siempre sucederá así. El Apocalipsis es un libro aplicable a todas las edades. Siempre es moderno. Mientras que estos juicios caen sobre el mundo ¿qué ocurre con la iglesia? Su seguridad, su testimonio a otros, su poder, sus padecimientos, y su victoria final se describen en los capítulos 10 y 11. Victoria por medio de Cristo La sección termina con un peán de victoria, con un canto de triunfo. «Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos» (11:15). Los santos reciben su galardón. Dios destruye al destructor (11:18). Y aquí se termina la primera división del libro (capítulos 1-11). Pero el libro no se termina aquí. Además, no es cierto que el libro hubiera podido terminar convenientemente aquí. Hay dos preguntas que demandan una respuesta. (1) ¿Cuál es la causa fundamental de esta persecución de la iglesia por el mundo? En otras palabras, ¿por qué son aborrecidos los creyentes con tanta vehemencia por los incrédulos? ¿Cuál es el motivo de este odio? (2) ¿Qué acontecerá a estas personas impenitentes (9:21) que no escuchan la voz de Dios quien por medio de las trompetas de juicio está amonestándolas? Ahora, estas mismas preguntas son contestadas en la segunda división (capítulos 12-22). Los capítulos 1-11 nos muestran la superficie: La iglesia llena del Espíritu de Cristo resplandece en medio de las tinieblas de este mundo (capítulos 1-3). El mundo aborrece la luz y persigue a la iglesia, de modo que las almas de los santos asesinados aparecen debajo del altar (capítulos 4-7). La sangre de los santos es vengada, sus oraciones contestadas; toda clase de juicios caen sobre el mundo, pero la iglesia sale triunfante (capítulos 8-u). Los capítulos 12-14 nos enseñan que este conflicto entre la iglesia y el mundo es solamente la manifestación externa del conflicto entre Cristo y Satanás. Aquí Cristo es llamado el Hijo Varón. Satanás es llamado el dragón. El propósito del dragón es el de devorar al Hijo (12:4). Frustrado en su propósito, persigue a la mujer, o sea a la iglesia (12:13). Para ayudarle el dragón emplea a la bestia que sube del mar (13:1-10), es decir, la persecución anticristiana, que en la época de Juan estaba concentrada en el imperio y gobierno de Roma; a la bestia que sube de la tierra, o sea, la propaganda religiosa anticristiana, que en la época de Juan estaba concentrada en la religión pagana romana y en la adoración dada al emperador romano; y a la gran ramera, Babilonia, es decir, la seducción anticristiana, que en la época de Juan procedió de la ciudad de Roma, la cual procuró satisfacer la concupiscencia de la carne. Su propósito es el de destruir a la iglesia. ¿Tienen buen éxito estas fuerzas inicuas? ¿Quién sale victorioso, el dragón o el Cordero? El capítulo 14 nos da la respuesta: ¡el Cordero como Vencedor está de pie sobre el monte de Sión, y con Él ciento cuarenta y cuatro mil santos! La doble siega, de creyentes y de incrédulos (14:14-20), nos trae de nuevo al juicio final. Nos alegramos al leer de esta victoria de Cristo y de su iglesia. Nos llena de consuelo. Pero, naturalmente, preguntamos: ¿qué ocurre al enemigo? Los capítulos 12-14 introducen a cinco enemigos de la iglesia, a saber: (1) El dragón mismo; (2) la bestia que sube del mar; (3) la bestia que sube de la tierra, que se llama también el falso profeta; (4) la gran ramera, Babilonia; y «los hombres que tienen la marca de la bestia», (13:16; 16:2). ¡Todos estos enemigos caen simultáneamente! Cuando se lanza a Satanás en el lago de fuego y azufre, sus aliados también son lanzados al mismo lugar. Esto sucede en el día del juicio final. Sin embargo, se describe uno a uno el fin de todos estos cinco enemigos con la excepción de las dos bestias, que son lanzadas al Iago de fuego juntas (19:20). Primero, el vidente nos muestra lo que sucede a los que tienen la marca de la bestia (capítulos 15, 16, note especialmente 16:2). Estos son los impenitentes de 9:21. ¿La prueba? Véase 16:9, 11. Recordará que la segunda pregunta que no se contesta en la primera división del libro es: ¿Qué sucederá con estas personas impenitentes? Ya hemos notado una conexión muy estrecha entre esta sección respecto a las copas de la ira (capítulos 15 y 16) Y la sección acerca de las trompetas de juicio (capítulos 8-11). Estas dos secciones son exactamente paralelas, como ya hemos probado en el capítulo 2.10 Y, además, esta sección acerca de las copas de la ira (capítulos 15 y 16) es una continuación directa de la sección precedente; las personas que tienen la marca de la bestia son presentadas como tales en 13:16; en tanto que 16:2 nos dice lo que les sucederá. Por consiguiente, se presenta la pregunta: Cuando en la historia del mundo las trompetas de juicio de Cristo, es decir, sus plagas iniciales, no conducen a la penitencia y conversión, ¿qué sucede? ¿Deja impunes el Gobernante del universo tal impenitencia, tal dureza de corazón? La respuesta, según los capítulos 15 y 16, es que en la historia entera del mundo, siempre que continúe impenitente y endurecida cualquier persona en medio de los juicios iniciales que manifiestan la indignación de Dios, el derramamiento final de la ira divina seguirá tarde o temprano. Cuando las diez plagas no produjeron una obediencia voluntaria y alegre en Faraón, sino que revelaron un corazón endurecido, entonces el ejército entero de Egipto se ahogó en el mar Rojo (compare Apocalipsis 15:2, 3). Debido a que los de la nueva dispensación se endurecen a pesar de los privilegios y las oportunidades mayores, este principio del gobierno moral divino se manifiesta hoy más que nunca, y se dejará ver aún más hasta que llegue a su manifestación culminante en el día del juicio final. Esto, brevemente, es el significado de las copas de la ira (capítulos 15, 16). Recuerde que las trompetas sirven para advertir, y las copas para ser derramadas. ¿y qué de los otros enemigos de Cristo y de su iglesia? El dragón, las dos bestias, y la gran ramera fueron presentados en este orden (capítulos 12-14). La gran ramera, las dos bestias y el dragón caen en este orden, exactamente inverso. Recuerde, sin embargo, lo que fue dicho anteriormente; todos son vencidos simultáneamente. A través de toda la historia del mundo siempre que uno de estos enemigos cae, todos necesariamente caen. Su derrota final se efectúa en el día del juicio. Sin embargo, el tema es tan extenso y los conceptos tan potentes y comprensivos que el vidente en su descripción de lo que sucede, nos muestra primeramente la caída de la gran ramera; en seguida, la caída de las dos bestias; y por último, la ruina del dragón. Así, Apocalipsis 17-19 describe la caída de Babilonia, la gran ramera. Se nos muestra el carácter inevitable, completo, y terrible de la caída de Babilonia, el gozo resultante en el cielo y, finalmente, el autor de esta victoria sobre el mundo como el centro de la seducción. El Cristo ha vencido (19:11-21). Esta misma sección nos muestra también la ruina de las dos bestias (19:20). Queda un enemigo más cuya derrota final no se ha descrito todavía, a saber, el dragón, el más grande, el jefe y líder de ellos, quien fue el primero presentado. La sección final del libro (capítulos 20-22) describe la derrota absoluta del dragón. El dragón está ya atado (20:2). Luego, en el día del juicio final, se le lanzará en el lago de fuego y azufre y será atormentado por la eternidad. ¿y los santos? Las almas de los mártires ya están vivas y reinando con Cristo, el Vencedor, sentadas sobre tronos celestiales. Después del juicio final (20:11-15) estos santos reinarán para siempre (22:5) en el cielo nuevo y la tierra nueva (21:1). EI Cordero está sentado sobre el trono (22:1, 3)! Es victorioso. Por lo tanto, ¡somos más que vencedores! El libro constituye un todo orgánico Hemos visto que este libro es una hermosa unidad que se desenvuelve gradualmente. ¡Cada sección del libro está colocada perfecta y correctamente! Además, el libro describe los principios de la conducta humana y del gobierno moral divino que siempre operan, y siempre en este orden. La iglesia funciona siempre como una portadora de luz, resplandeciendo en medio de las tinieblas de este mundo (capítulos 1-3). Resplandece porque Cristo la habita, y por ello el mundo persigue a la iglesia (capítulos 4-7), con el resultado inevitable que los juicios divinos de todas clases caen siempre sobre el mundo, pero la iglesia sale victoriosa (capítulos 8-11). Este conflicto entre la iglesia y el mundo revela siempre el conflicto más profundo entre Cristo y Satanás. Satanás emplea siempre a los mismos aliados ya mencionados en los capítulos 12-14. Siempre son derrotados, especialmente en el día del juicio. ¡La victoria es siempre nuestra! Por supuesto, no hay nada mecánico respecto a estas siete secciones. No son siete «trozos de pensamiento». No constan de siete divisiones «impermeables». El libro es un organismo, con todas sus partes relacionadas entre sí de una manera vital. Así, por ejemplo, en 14:8 la caída de Babilonia ya es anunciada. Sin embargo, no es descrita hasta que llegamos a la sección compuesta por los capítulos 17-19. Asimismo, la persecución contra la iglesia por el mundo y aun el juicio sobre el mundo se anticipan y se presentan en la primera sección (1:9, 13-18). Pero el tema principal de aquella sección es la iglesia, la morada de Cristo, resplandeciendo en medio del mundo. Las enseñanzas de estas siete secciones, las cuales revelan una unidad tan gloriosa y un desarrollo gradual de pensamiento, concuerdan con toda la Biblia. Los capítulos 1-3. Cotéjese Mateo 28:20: «...y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo». Mateo 5:14: «Vosotros sois la luz del mundo». Los capítulos 4-7. Cotéjese Juan 16:33: «En el mundo tendréis aflicción; mas confiad, yo he vencido al mundo». Los capítulos 8-11. Cotéjese Lucas 18:7: «¿y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ..» Los capítulos 12-14. Cotéjese Génesis 3:15: « y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar». Los capítulos 15, 16. Cotéjese Romanos 2:5: « Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios». Cotéjese Éxodo 14:17,18. Los capítulos 17-19. Cotéjese 1 Juan 2:17: « Y el mundo pasa, y sus deseos...». Los capítulos 20-22. Cotéjese Romanos 8:37: «...somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó». Cotéjese Judas 6. PROPOSICIÓN 3. El libro es uno. Los principios de la conducta humana y del gobierno moral divino se revelan progresivamente; los candeleros dan ocasión a los sellos, los sellos a las trompetas, etc.
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