“Jacob siguió su camino, y le salieron al encuentro ángeles de Dios. Y dijo Jacob cuando los vio: Campamento de Dios es este; y llamó el nombre de aquel lugar Mahanaim.” Génesis 32:1, 2. “Luego que David llegó a Mahanaim, Sobi hijo de Nahas, de Rabá de los hijos de Amón, Maquir hijo de Amiel, de Lodebar, y Barzilai galaadita de Rogelim, trajeron a David y al pueblo que estaba con él, camas, tazas, vasijas de barro, trigo, cebada, harina, grano tostado, habas, lentejas, garbanzos tostados, miel, manteca, ovejas, y quesos de vaca, para que comiesen; porque decían: El pueblo está hambriento y cansado y sediento en el desierto.” 2 Samuel 17:27-29. DOMINGO 20 DE JUNIO, 1880, POR CHARLES HADDON SPURGEON, EN EL TABERNÁCULO METROPOLITANO, NEWINGTON, LONDRES Determinación en las contiendas Vayamos a Mahanaim y veamos este grandioso espectáculo. Primero, vayamos con Jacob y veamos los dos campamentos de ángeles, y luego vayamos con David para observar sus tropas de amigos. Jacob tendrá nuestra primera consideración. ¡Cuán variada es la experiencia del pueblo de Dios! Su peregrinaje es sobre arena cambiante; su tienda siempre está en movimiento y la escena que les rodea todo el tiempo está cambiando. Allí está Jacob, contendiendo en un tiempo con Labán por su manutención, haciendo una trampa tras otra para no dejarse de su suegro; luego prospera y decide no permanecer más bajo esa servidumbre; huye, es perseguido, debate con su enojado pariente, y pone punto final a la contienda con una tregua y un sacrificio.
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“Y Esaú respondió a su padre: ¿No tienes más que una sola bendición, padre mío? Bendíceme también a mí, padre mío. Y alzó Esaú su voz, y lloró.” Génesis 27:38. TABERNÁCULO METROPOLITANO, NEWINGTON, LONDRES, Y PUBLICADO EL JUEVES 24 DE SEPTIEMBRE, 1908.
Advertencia Introducción a lo profano y el engaño Ustedes conocen la historia de Esaú y Jacob. Esaú era el mayor de los dos hijos gemelos de Isaac y Rebeca. La primogenitura era suya por derecho, pero él la menospreció. Esaú era una persona profana que no valoró el privilegio hereditario que era realmente suyo pues vendió de hecho su derecho a la primogenitura a su hermano menor, Jacob, por un plato de guisado de lentejas. El tiempo transcurrió, e Isaac, sintiendo que las debilidades de la edad se iban apoderando él, resolvió dar a Esaú la bendición a la que tenía derecho como su hijo mayor. Rebeca quería que la bendición fuera otorgada a su hijo menor y por eso recurrió a una estratagema con el fin de hacer creer al pobre padre ciego que Jacob era Esaú, y de esa manera Jacob ganó la bendición por fraude. Cuando Esaú entró, y descubrió que la bendición había sido dada a Jacob, y que no podía ser revocada, lloró amargamente, y suplicó a su padre que le diera “una sola bendición.” “Entonces Dios le abrió los ojos.” Génesis 21:19. 1457UN SERMÓN PREDICADO POR CHARLES HADDON SPURGEON, EN EL TABERNÁCULO METROPOLITANO, NEWINGTON, LONDRES. Incapacidad de tener visión Todo el tiempo hubo una fuente de agua cerca de Agar aunque ella no la viera. Dios no abrió la tierra para hacer que manaran nuevas aguas ni tampoco había necesidad de eso. La fuente ya estaba ahí, pero para todo propósito práctico bien podía no haber estado ahí, pues Agar no podía verla. Le faltó el agua del odre, el hijo se estaba muriendo de sed, y ella misma estaba a punto de desfallecer, y, sin embargo, el fresco manantial burbujeaba muy cerca de ese punto. Era necesario que Agar viera la fuente, tan necesario como que el manantial estuviera allí, y, por tanto, con gran compasión, el Señor la condujo a verlo o como lo expresa el texto: “Dios le abrió los ojos.” |
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