Charles Spurgeon “Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera.” Génesis 17:1-2. Comenzamos (en días anteriores) nuestra exposición de la vida de Abram con su llamado, cuando fue sacado de Ur de los Caldeos y apartado para el Señor en Canaán. Luego pasamos a su justificación, cuando creyó a Dios, y le fue contado por justicia; y, ahora, espero que sean indulgentes con nosotros si proseguimos con el mismo tema hacia una nueva etapa, y procuramos describir el más pleno desarrollo de la piedad vital de Abraham, en la abierta y clara revelación de su consagración a Dios.
Un llamado a santificación y justificación En el capítulo que estamos considerando, vemos su santificación para el Señor, su ordenación para el servicio, y su purificación como un vaso apto para uso del Señor. Todos los llamados son justificados, y todos los justificados son santificados por obra del Espíritu Santo, y son vueltos aptos para ser glorificados posteriormente con Cristo Jesús.
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Noviembre 2023
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