“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” Génesis 3:15. EL PRIMER SERMÓN POR DIOS MISMO
Promesa ante un caída Este es el primer sermón evangélico que fuera predicado jamás sobre la superficie de esta tierra. Fue, en verdad, un discurso memorable, siendo el propio Jehová el predicador y teniendo a la raza humana entera y al príncipe de las tinieblas como audiencia. Es algo digno de nuestra más profunda atención. ¿Acaso no es sumamente notable que esta grandiosa promesa evangélica haya sido comunicada casi a continuación de la transgresión? Aún no había sido pronunciada ninguna sentencia sobre ninguno de los dos seres humanos ofensores, y, sin embargo, una promesa fue ofrecida bajo la forma de una sentencia pronunciada en contra de la serpiente. No había sido condenada aún la mujer a dolores en sus preñeces, ni el varón a un trabajo extenuante, y ni siquiera la tierra había sido sujetada a la maldición de espinos y cardos. Ciertamente “la misericordia triunfa sobre el juicio.” Antes que el Señor dijera: “Polvo eres, y al polvo volverás,” le plugo decir que la simiente de la mujer iba a herir la cabeza de la serpiente. Regocijémonos, entonces, por la pronta misericordia de Dios que vino con palabras consoladoras para nosotros en las primeras vigilias de la noche del pecado.
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Noviembre 2023
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