Estos versículos contienen la primera imagen simbólica. La escena se desarrolla en el cielo. Juan ve aquí a una mujer gloriosamente ataviada: el sol es su vestido, la luna su escabel, y una guirnalda de doce estrellas su corona. Esta mujer está a punto de dar a luz. Clama con dolores de parto. De repente Juan ve a un dragón escarlata que se ha puesto delante de la mujer.
Piense usted en una serpiente alada, cruel, feroz, maligna y viciosa con cabeza encopetada y garras destructoras. Recuerde que esto es una imagen, un símbolo. Esta bestia tiene siete cabezas coronadas y diez cuernos. ¡Tan enorme y descomunal es esta bestia que su inmensa cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las arroja sobre la tierra! ¿Por qué se para este terrible monstruo frente a la mujer que está a punto de dar a luz? ¡Es con el fin de devorar a su hijo luego que éste haya nacido! ¿Logra el dragón su cometido? No. La mujer da a luz un hijo, un varón poderosísimo que regirá a los gentiles con vara de hierro. Luego, de repente... pero escuchemos lo que sucedió según las propias palabras del apóstol: «y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono».
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Enero 2021
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