En el versículo 8 el ángel relata la historia de la bestia, la cual era, y no es, y está para subir del abismo. Primero, la bestia era; se mostraba, por ejemplo, en la forma de la Babilonia antigua, el reino del poderoso Nimrod, en la tierra de Sinar: «hagámonos un nombre» (Génesis 174 Apocalipsis 17-19: La caída de los aliados del dragón 10:8-11; 11:4), O en la forma de Asiria con su orgullosa capital, Nínive; o, una vez más, el espíritu de arrogancia y opresión mundana que se manifestaba en la Babilonia Nueva (piense en Nabucodonosor y la cautividad de los judíos); o en el reino de los medos y los persas; y muy definitivamente en el imperio greco-macedonio del cual apareció aquel gran precursor del anticristo final, Antíoco Epífanes de Siria (175-164 a.C). «y no es».
Todos estos imperios en los que había sido personificada la bestia perecieron. La bestia ya no existe en la forma de la Babilonia Antigua, de Asiria, de la Babilonia Nueva, de MedoPersia, y de Greco-Macedonia. Sin embargo -y esto produce asombro y admiración en los hombres cuyos nombres no han estado escritos en el libro de la vida desde la fundación del mundo- ¡parece que esta bestia tiene poder de levantar de nuevo la cabeza después de cada derrota!
0 Comentarios
|
Archivos
Enero 2021
Categorías
Todo
|